Sin embargo, sus ingresos no eran precisamente abundantes y tuvo que aceptar un trabajo entre semana como conductor de un camión de reparto de hielo. Los viernes, al acabar su jornada laboral, se encaminaba a un local llamado “Dinette Lounge” donde realizaba el primer pase de un fin de semana normalmente repleto de actividad. En una de estas ocasiones, a primeros de Diciembre de 1954, un tipo al que no conocía se le acercó durante el descanso y sin mucho preámbulo le dijo: “Hola…soy Muddy Waters”. La leyenda, alimentada por el propio Cotton, cuenta que este, que no había visto a Waters ni en fotografía, llegó a responderle: “Claro tío…y yo Jesucristo” . Sin embargo, cuando el desconocido siguió hablando, reconoció su voz como la de los discos que tanto había escuchado y supo que aquel hombre no le engañaba.
El caso es que Waters y su banda estaban inmersos en una gira por los estados de Mississippi, Georgia y Florida cuando su armonicista, Junior Wells, los dejó plantados sin previo aviso. Es probable que conociese las grabaciones que Cotton había realizado en la Sun y pensó que este podría sacarle del atolladero, al menos mientras permaneciesen en Memphis. “Quiero ofrecerte un trabajo” – le dijo – “estaré tocando mañana noche en el Hippodrome del 500 de Beale St. Si te interesa, preséntate allí a las 8:00”. Y por supuesto, se presentó puntual: “Llegué y me encontré con que la banda la formaban Jimmy Rogers, Otis Spann, Jim Edmonton, y Bob Bradley. El bueno de Rogers me indicó donde podía enchufar mi amplificador y tocamos un par de temas juntos. Debió de gustar, porque pasé los siguientes 12 años en la banda”.
Jimmy Rogers |
No obstante, su nombre no aparecería en los créditos de un disco de Muddy Waters hasta cuatro años mas tarde. Los hermanos Chess no creían conveniente introducir cambios en el sonido característico de las grabaciones de Waters e insistieron en que el armonicista de su banda para el estudio debía ser Little Walter (que volaba solo desde 1952) o al menos, alguien que sonase como él. El Gran Hombre le preguntó a Cotton si sería capaz de tocar como el conflictivo Walter, lo que suponía reproducir sus solos nota por nota en todas y cada una de las actuaciones que realizasen. En principio Cotton aceptó a pesar de que sus estilos eran diametralmente opuestos y de que esto distaba mucho de lo que él deseaba para su carrera. Incómodo con los zapatos de otro, un día no pudo más y así se lo hizo saber: “Tío, sabes que nunca seré Little Walter… así que lo único que puedes hacer es dejar que sea yo mismo”. En 1958, James Cotton fue por fin James Cotton en los temas que Waters grabó para Chess ese año (“Sugar Sweet” y “Close To You.”) y desde ese momento, aportó una nada despreciable cantidad de texto a una de las páginas de lectura inexcusable de la Historia del Blues.
A finales de 1966, James decidió que había llegado el momento de cambiar de aires: “Muddy era un tío estupendo, yo lo quería y respetaba, pero para entonces ya había hecho todo lo que tenía que hacer en su banda”. Se lanzó entonces a la aventura de liderar su propio grupo y en 1967 grabó sus dos primeros discos: “Seems Like Yesterday” y “Late Night Blues”, aunque este último, grabado en el club “New Penelope” de Montreal durante la primera actuación de su primera gira como líder, permanecería inédito hasta 1998.
James Cotton - Rocket 88
Trabajo no le faltó en aquella época. Tras “Cut you loose”, editado por Vanguard, inició una relación con Verve de la que surgieron tres Lp´s: “The James Cotton Blues Band” y “Cotton in your eyes”, con Mike Bloomfield como guitarrista y productor y “Pure Cotton”, esta vez producido por John Court (The Paul Butterfield Blues Band). Una selección de estos puede escucharse en el Cd “The Best of Verve Years”. Su nombre apareció frecuentemente asociado al de algunas estrellas de rock interesadas en profundizar en sus raíces como Grateful Dead, Janis Joplin, Led Zeppelin, Santana, Steve Miller…
En consonancia con los nuevos tiempos su sonido se endureció, aunque sin perder ese regusto campestre que siempre lo ha caracterizado. Comenzó a explotar sus habilidades con la cromática y flirteó con el Soul, el Rock y el Funk, lo que le permitió mantener una buena posición durante los 70, década de la que son sus discos “100% Cotton”, “High Energy”, “Alive and on the Move” y “Live at the Electric Lady”. La contundencia de su directo y sus dotes de showman le hicieron ganarse el apodo de “Superharp”.
En 1977 se reencontraría con su antiguo jefe Muddy Waters, por obra y gracia de Johnny Winter, que produce ese año para Bluesky el mítico “Hard Again”, ganador ese año del Grammy al mejor disco de Blues tradicional. Esta reunión tuvo continuidad en un disco, “Breakin’ it Up & Breakin’ it Down”, que sin embargo no vio la luz hasta 2007.
A partir de los 80, su producción discográfica es un tanto excesiva. Graba un disco tras otro con sellos como Alligator (“High Compression”, “Live from Chicago-Mr. Superharp himself” y ”Harp Attack”, junto a Junior Wells, Carey Bell y Billy Branch), Blind Pig (“Take me back”), Antone´s Records (“Live”, “Mighty long time”), Verve (“Living with the Blues”)… Recibe multitud de premios y nominaciones tanto en los Grammy como en los Handy Awards y su figura alcanza la categoría de leyenda, pues legendarias son sus giras por todo el mundo y legendarios los excesos que se le atribuyen. Estos probablemente tengan algo que ver con el tumor que se extirpó de su garganta en 1994.
Muddy Waters |
A consecuencia de la cirugía y la terapia posterior su voz se apaga, hasta el punto de que en su disco de 1996 para Telarc, “Deep in the Blues”, esta parece brotar del subsuelo de su alma. Grabado junto a Charlie Hayden (contrabajo), Joe Louis Walker (guitarra) y Dave Maxwell (piano), este trabajo supone un fiel regreso a sus raíces que se percibe ya desde la fotografía de la portada, tomada en el porche de la casa en la que se crió en su Tunica natal. En los últimos años, ha seguido grabando (“Fire Down Under The Hill”, “The 35th Anniversary Jam of The James Cotton Blues Band”, “Baby, Don’t You Tear My Clothes”) y actuando por todo el mundo, pero eso sí, a un ritmo más acorde para una persona que hoy por hoy, lleva nada menos que 64 años ganándose la vida con su música.
Escrito por Sonnyboy
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